Marble Wall Peak.


Cuando la montaña dice no.

   Comienza: 16-Oct-2023 , 9:00 am.    Finaliza: 16-Oct-2023 , 3:00 pm.  
   Observaciones:
   Imprescindible: 0

Ya de vuelta de Tien Shan, la cordillera más septentrional del Himalaya, mi balance personal de la expedición es positivo. Le falta el «muy» porque una vez más, y ya es la segunda, vuelvo sin la cima. Esta vez realmente estuvo cerca, bastante cerca, pero cuando todo apunta a que te des la vuelta, y a ser posible «cagando leches», lo mejor es hacer caso de la intuición. Nunca sabes qué habría pasado si hubieses tomado la decisión contraria, pero si ahora estás -estoy- contándolo es seguro que la decisión no era mala del todo. Ya habrá tiempo de contar los detalles, quizá una tarde de jueves en el club con unas diapositivas y una cerveza.

Como ya no había tiempo para un segundo intento, estuvimos recorriendo otras montañas de la zona (valle de Bayankol). El resultado fue una ascensión a una cima clásica del valle, el pico Astaná, que yo ya había subido el año anterior pero mis compañeros de expedición (Lola y José Andrés) también querían -y merecían- subir, y lo que después resultó ser un 4000 virgen, al que bautizamos con el nombre ruso de Valuni (пик ВАЛУНЫ), que viene a significar algo así como «pico de los cantos rodados» (o pico de las grandes rocas). El nombre le viene al pelo porque los últimos 600 metros de desnivel son un rompe piernas laberíntico de enormes rocas, muchas inestables, que hay que estar sorteando y escalando hasta la misma cima. Ese reportaje lo colgaré en unos días.

Pongo ahora una secuencia de fotos de la montaña.

La montaña, Marble Wall Peak (6246 m), y el valle Bayankol.

Interior de nuestra tienda en el campo 1.

Campo 1. En el ataque final nos saltamos este campo. Fuimos directamente del campo Base al campo 2.

Camino del campo 2.

Campo 2.

Travesía en la salida del campo 2.

Pasajes expuestos en la travesía.

Lola sorteando un pequeño resalte rocoso en la travesía. Fácil, pero con una caída muy tonta.

Llegando al campo 3. En el ataque final también nos saltamos este campo por recortar días por la inminente llegada del mal tiempo.

Interior de la tienda en nuestro campo 3 avanzado (4 de la mañana). Queríamos llegar al campo 4 directamente desde el 2, pero se lio parda antes de llegar y tuvimos que parar a medio camino e improvisar un campo intermedio. Al día siguiente (el de la foto), nuestra intención era atacar la cima directamente desde este punto, sin parar en el campo 4.

Superando la zona conocida como «Las Rocas Negras», un escalón de terreno mixto de unos 100 metros de desnivel. Se sube bien, pero para bajarlo es mejor montar rápeles.

Al acabar las Rocas Negras, quedan un par de largos de nieve de unos 40-45° hasta la plataforma del campo 4. En esta foto y la siguiente aparecen Saulius y Stanislav, respectivamente, dos amigos lituanos a los que alcanzamos en este punto (ellos habían empezado su ataque a cima dos días antes que nosotros).

Stanislav asegurando el último largo antes del campo 4.

El campo 4 con el Khan Tengri detrás.

Lola no se encontraba demasiado bien. Saltarnos los campos de dos en dos le había provocado un leve edema facial y tosía un poco, así que decidió no arriesgar y se quedo en el campo 3 avanzado.  Los lituanos me convencieron de que me quedara con ellos en el campo 4 y subiéramos los tres juntos a cima al día siguiente (realmente, al ir yo solo, no les fue difícil convencerme). La previsión daba bueno hasta las 11 de la mañana, en principio tiempo suficiente para hacer cima y descender hasta el campo 3, donde las dificultades ya bajan.

A media tarde hablo con Lola y me dice que se encuentra mejor y propone subir al campo 4, pero tiene que cargar con la tienda y todos los trastos. En realidad, es bastante tarde y el tiempo parece que va a empeorar.

Algo más tarde, como sospechábamos, cambia el tiempo. Empieza a nevar y el viento dice aquí estoy yo. Noche de perros, los 3 en una tienda minúscula, yo sin saco ni colchoneta encajado en medio de Lituania y con el viento que parecía que iba a romper la tienda de un momento a otro.

Las 3 de la mañana, nuestra hora prevista para salir: el viento y las nubes se arremolinan y la nieve no para de amontonarse en la tienda.

Las 5 de la mañana: todo sigue igual.

A las 6:30 les digo que yo me voy para abajo. Está cayendo mucha nieve y las pendientes inferiores son avalanchosas, creo que esto puede convertirse en una ratonera si sigue nevando así. Estamos ya solos en la montaña.

Llamo a Lola por radio y le digo que ni se le ocurra subir al campo 4. Me dice que ayer, viendo el panorama, ya había tirado para abajo y está en el campo 2. Perfecto, ha tomado la decisión correcta en estas circunstancias.

La cámara de fotos la guardo directamente en la mochila, no está el asunto para fotos. Destrepes y rápeles con un viento que tira piedras de arriba.

Conforme voy bajando, voy recogiendo cosas de los distintos campos. Cuando llego al campo 1 ya llevo un «armario de coj…» y aún me queda por recoger otro regalo. Ya ni se ve la mochila de la de bultos y bolsas que lleva atados por todos lados. A las 19:30, 13 horas después de salir, llego al C.B. Esto de hacer de coche escoba al bajarse de la montaña es lo peor :-(. Lola, que había llegado al C.B. un poco antes desde el campo 2, también llevaba lo suyo.

Nos hemos currado casi toda la montaña, pero cuando ya casi la saboreábamos se nos ha vuelto a escapar. No hemos hecho la cima, quizá otra vez pueda ser, pero hemos hecho lo correcto y estamos satisfechos.

La foto siguiente muestra la mayor parte del recorrido y los campos que hicimos y los que no en el asalto final.

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